Detrás de este proyecto estamos unas cabras muy simpáticas (Uros, Sonia, Roberta...) y yo misma.
Me llamo Areta. Aunque he crecido en contacto con el medio rural, no soy hija de ganaderos. Estudié ingeniería agrónoma en Navarra y en Bruselas. Pero la idea de poner cabras a Angora surgió hace 10 años en una feria agrícola de Baiona. En ese momento, tuve la oportunidad de conocer estos animales y sus productos. Llamaron mi atención. Más tarde, poco a poco, conocí el mundo rural del País Vasco-Francés; el dinamismo local, la conexión con la tierra y el modo de vida que algunas personas de mi entorno han creado instalándose cómo agricultoras o ganaderas, han sido un ejemplo para mí. Así, poco a poco, sin darme cuenta, algo se empezó a mover en mi interior. Durante todos estos años he trabajado tanto el sector primario como en la enseñanza. Aprovechando mis vacaciones para visitar numerosas explotaciones, tanto en Francia como en Inglaterra.
Ahora, quiero aplicar los conocimientos adquiridos durante todos estos años. Siendo consciente de que ser ganadero requiere de múltiples destrezas; conocimiento profundo de los animales y del medio ambiente, mecánica, contabilidad, gestión, diseño... he aprendido mucho y tengo mucho que aprender.
Mientras tanto, gustaría compartir con vosotros la aventura que estoy viviendo.